
De forma sistemática durante el último tiempo los químicos farmacéuticos, directores técnicos de las farmacias de los distintos centros de salud, nos hemos vistos enfrentados a diversas alertas sanitarias tanto del tipo “retiro de mercado” como “cuarentenas preventivas”.
Pero ¿Cuáles son los problemas e implicancias de estas alertas una vez que el instituto de Salud Pública (ISP) solicita el retiro preventivo de distintos medicamentos en circulación?
Primero que todo, hemos visto que el documento emanado desde la autoridad sanitaria muchas veces llega por canales extraoficiales, siendo este documento, en la mayoría de los casos, un ordinario poco claro y preciso para la toma de decisiones de los equipos de salud a lo largo de todo el territorio nacional. Además, nos hemos visto enfrentados a que muchas de las alertas se emiten comenzando el fin de semana o en horario inhábil, lo que genera un problema, debido a que en muchas partes del país (app. 80%) el farmacéutico trabaja solo en horario diurno, no pudiendo dar las directrices en forma presencial sino a través de canales de comunicación ya sea por escrito o vía telefónica.
Pero el problema más importante, cuando existe un reclamo de calidad que implica dejar de utilizar un producto, es sin duda la falta del medicamento adecuado en el momento oportuno.
Es por esto y otros factores que es importante involucrar al actor principal en esta materia, el Ministerio de Salud (MINSAL). Su tarea es prioritaria para reaccionar de modo eficiente y pertinente ante este tipo de contingencias y no transferir la responsabilidad solo al ISP, que es el organismo técnico regulador, debido a que éste último depende del MINSAL y no tiene la coordinación con la red asistencial.
Como síntesis, se debe comenzar a trabajar en mejorar los canales de información. Una comunicación eficaz y a tiempo es fundamental. Debemos evitar que se filtren los documentos con anterioridad, que es algo que suele ocurrir y solo genera alarmismo generalizado. Además, la información entregada debe ser clara para todos quienes la reciban, pudiendo acompañarse de infografía legítima de lo que se debe retirar o encuarentenar. Por otra parte, si la información se entrega en horario inhábil, esta se debiera distribuir, además, a todas las unidades de urgencia de los centros asistenciales, por ejemplo, y contar con un seguimiento y supervisión de los productos en cuestión.
Otro problema es que actualmente los establecimientos, no cuentan con lugares de acopio adecuados para resguardar los medicamentos, con alertas, en especial los de gran volumen, como es el caso de los sueros. Esto debiese ser un trabajo próximo a realizar, como compromiso de gestión ministerial y mediante proyectos de inversión, ya que estas alertas son reiterativas en el tiempo.
El MINSAL debe formar parte como acción reguladora, comunicarse con redes asistenciales, para entregar directrices claras de qué se va a hacer si no existe el reemplazo de un medicamento, informar si podemos utilizarlo o no, si se va a comprar de forma centralizada y distribuir a nivel país, las posibles alternativas terapéuticas, si se realizará importación del producto, o la información necesaria que nos permita resolver a tiempo la falta de un medicamento crítico que tiene que estar en forma oportuna.
Para esto debemos trabajar en conjunto con las distintas sociedades científicas (SOCHIMI, SOCHIFAV, SCHFA, etc.) para hacer un seguimiento real de las solicitudes y ver avances concretos, que permitan reaccionar de mejor manera y coordinar soluciones al instante, para evitar conflictos que solo ponen en riesgo la atención y la salud de quienes dependen de estos servicios en Chile.