
Los diversos organismos de salud, entre ellos la OMS, aconseja el consumo de agua para el ser humano de aproximadamente dos litros diarios. En la actualidad, este vital elemento llega a nuestros hogares, como también podemos encontrarlo en los mercados locales de las más diversas formas: desde gasificado; saborizado, e incluso, para los más deportistas, con proteínas añadidas.
La pregunta entonces que nos hacemos a diario es si debemos consumir directamente de “la llave” o nos mantenemos hidratados con lo que nos ofrece el mercado. La oferta de agua embotellada ha ido en aumento sostenido y han aparecido nuevos términos como purificada, desionizada o desmineralizada y la destilada. A pesar de ser todas prácticamente agua, tienen diferencias que podrían afectar nuestra salud.
En primer lugar, la normativa que regula las aguas para el consumo humano en Chile es la normativa chilena Nch409/1, la cual se encarga de controlar los niveles tolerables de los microorganismos, los minerales y su turbidez. En segundo lugar, tanto el agua de grifo como embotellada solamente purificada –la clásica del bidón– son aptas para el consumo humano y no presentan mayor efecto negativo para la salud. Destacablemente, la purificada presenta un beneficio levemente superior que la de grifo, ya que posee niveles de sodio menores, por lo que es beneficiosa para los pacientes con problemas renales.
Actualmente han aparecido en el mercado aguas desionizadas o desmineralizadas y destiladas. Ambas, corresponden a productos altamente requeridos en la industria química, la investigación y la salud. De igual forma, a las dos se les han quitado los iones y minerales, pero se mantienen los niveles de iones que regulan el pH.

Las aguas desionizadas o desmineralizadas, son a las cuales industrialmente se les realiza un intercambio de iones para eliminar impurezas y minerales, y dependiendo del nivel de intercambio es posible eliminar algunos microorganismos presentes.
Este producto, cuando se almacena, puede absorber el CO2 presente en el ambiente y alterar su pH y cambiar su sabor hacia ácido o alcalino.
Por otro lado, el agua destilada, corresponde a un proceso de limpieza del agua mediante la vaporización y condensaciones de a través de cámaras destiladoras donde los minerales e impurezas quedan atrapadas en la superficie de estas.
A pesar de ser aguas puras, el consumo de ambas no está recomendado para el consumo humano de forma cotidiana. Esto, debido a la falta de minerales como el calcio, el magnesio, entre otros, que son altamente esenciales para los procesos biológicos. Asimismo, al ser un agua altamente pura, se absorbe de forma rápida por el intestino, lo que afecta en sobremanera el equilibrio homeostático, facilitando la diuresis y la eliminación de electrolitos. Asimismo, ambas tienen un pH diferente al valor neutro (pH=7) por lo que consumir diariamente esta agua puede afectar negativamente el funcionamiento de nuestro cuerpo. Internacionalmente, la OMS ha puesto en la mira la promoción de consumir alimentos o aguas que alteren este valor.
Se hace necesario entonces fomentar y mantener el debate sobre qué tipo de agua se consume diariamente para mantener los niveles saludables. Por un lado, es recomendable consumir agua directamente del grifo y de botellones donde diga purificada. Por otro lado, tenemos una normativa que se ha actualizado, pero que aún no llega a los estándares requeridos por las organizaciones internacionales. Un caso de ello, es la presencia del mineral Boro en las aguas del norte del país, donde la norma solo logra regular los niveles máximos para el riego y no así, el consumo humano. De la misma manera, tampoco esta normativa obliga a las empresas a indicar si sus aguas son alcalinas o ácidas, lo que sería una falta de información para el consumidor. Asimismo, se hace imperante el fomentar el consumo de agua no azucarada, dulcificada ni edulcorada, debido a que aumentarían a largo plazo la presencia de diabetes en la población, como también patologías como el síndrome metabólico, resistencia de la insulina entre otros, así como afecciones hepáticas.
A pesar de este gris escenario y lleno de actualizaciones constantes, el agua en Chile se mantiene dentro de los 35 mejores países para el consumo humano, según el índice de desempeño ambiental mundial. Por lo que la invitación es a mantenernos hidratados diariamente.